La fantasía, apoyo terapéutico en la resignificación de cogniciones

Fantasy, therapeutic support in the redefinition of cognitions

Eduardo De la Fuente Rocha
Universidad Autónoma Metropolitana, México
edelafuente83@yahoo.com.mx

 

Resumen
Objetivo
El presente trabajo muestra un estudio de caso en el que la fantasía ha sido utilizada para facilitar la promoción del insight en una pareja que acude a terapia por problemas de infidelidad del cónyuge.
Metodología
Este proceso fue llevado a cabo mediante la metodología propuesta por la psicología analítica, favoreciendo el desarrollo de los pacientes de su imaginación reproductora y de su imaginación creadora.
Resultados
Tanto el varón como su esposa aportan dentro de la problemática psicológica de la pareja cogniciones aprendidas y practicadas por muchos años. El trabajo muestra y discute las bondades y limitaciones que este proceso ofrece para el trabajo terapéutico.

Palabras clave: fantasía, cogniciones e insight

Abstract

Purpose
This paper presents a case study in which fantasy has been used to facilitate the promotion of insight into a couple that takes therapy for problems of spousal infidelity.

Methodology
This process was conducted using the methodology proposed by analytical psychology, promoting the development of patients in their reproductive and creative imagination.

Results
Both the man and his wife bring in the psychological problems of cognition couple learned and practiced for many years. The paper shows and discusses the advantages and limitations that this process provides for therapeutic work.

Key words: fantasy, cognitions and insight

Fecha Recepción:     Octubre 2014     Fecha Aceptación:  Abril 2015


Introducción
Para la comprensión del tema que nos atañe es necesario antes definir el concepto de Pareja, Lemaire propone: La pareja que hemos llamado conyugal en sentido lato, se estructura sobre bases afectivas y sobre un proyecto más o menos implícito de larga duración y presenta características precisas: la elección específica del compañero, el proceso de idealización, la reafirmación narcisística de los interesados, la contención del yo y la satisfacción de deseos (1995: 331). En fin, la distribución específica de los papeles en torno a un conflicto común en los procesos intrapsíquicos individuales organiza en ellos un verdadero sistema autorreglamentado, con sus retroalimentaciones circulares que permiten una cierta homeostasis, es decir, la tendencia a evitar los cambios en la condición de la relación, conservando o reestableciendo el equilibrio alcanzado. Para esta función de homeostasis se necesitan mecanismos psíquicos reguladores que desempeñan un papel decisivo, base de la estructura diádica.
La elección de pareja juega un papel sumamente importante en la vida de los sujetos, ya que se trata de la persona con la que compartirá la vida. Algunos individuos eligen pareja por motivos tales como la reproducción, la convicción, la soledad o la necesidad de complementarse. El deterioro de las relaciones amorosas impacta al individuo, siendo la infidelidad una de la principales causas de rompimiento de relaciones en México (Romo, Correa, Fredi, García; 2014).
Retomando la cita de Zygmunt Bauman … el amor es el anhelo de querer y preservar el objeto querido. Un impulso centrífugo, a diferencia del centrípeto deseo. Un impulso a la expansión, a ir más allá, a extenderse hacia lo que está allá afuera (Bauman, 2003:14), podemos decir que la infidelidad es un ataque a este anhelo de preservación del objeto querido. El que un sujeto llegue a ejercer esta forma de agresión está relacionado por supuesto con su infancia y en especial con la modelación que de la relación de pareja recibió de sus padres.
Como sujetos que nos vinculamos continuamente, estar en una relación donde los padres tienen dificultades, separados o, no de cualquier manera afecta para bien o para mal lo mismo que el entorno. Posteriormente en la edad adulta se presentarán problemas dentro del vínculo amoroso, lo que abrirá posibilidades para que muchas parejas tomen un lugar distinto, y se unan o que posteriormente la pareja busque su disolución ¿Con qué frecuencia se da esta última situación?
En México, en el año 2009 se registró un total de 558,913 matrimonios. En ese mismo año, hubo en el país un total de 84,302 divorcios (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [INEGI], 2009).
Haciendo una búsqueda en cuanto a los motivos que conducen a una pareja a tener dificultades e incluso a separarse podemos señalar diversas causas que mencionan los integrantes coincidiendo a pesar de vivir en distintos lugares: falta de comunicación, violencia, infidelidad, falta de empatía, etc. La pregunta que subyace es sobre los detonantes de una fractura en la relación de pareja, ¿por qué si hay una promesa de compartir juntos después se vuelve algo que no se puede llevar a cabo?, ¿qué sucede para que haya ese cambio de dirección en las acciones?, ¿por qué hay cambios en lo que parece sólido?
La atribución de significaciones que cada sujeto otorga a las relaciones parentales se constituyen en la referencia que los lleva a establecer su propia modalidad relacional. Las personas reaccionan e interactúan, no sólo con un otro real, sino también con un otro interno, una representación psíquica de una persona que en sí misma tiene el poder de ejercer influencia en los estados afectivos del individuo y en sus reacciones comportamentales manifiestas (Vanegas; 2011: 97-102).
Hoy día es cada vez más común que las relaciones de pareja, en especial el matrimonio, se disuelvan en un número considerable de casos por motivos referentes al quebrantamiento de las reglas implícitas y explícitas de exclusividad que la cultura y la sociedad imponen a las parejas. Mayoritariamente, tal quebrantamiento es conocido como infidelidad (Espinoza, García, Correa y García; 2014:135-147)
Para ahondar con mayor precisión en el tema es necesario definir qué significa infidelidad: La infidelidad es un asunto común observado en las parejas, aun cuando las normas de la sociedad se oponen a ésta (González; Martínez-Taboas; Martínez, D. 2009: 60).
La infidelidad puede representar la violación al supuesto fundamental de exclusividad en aspectos de intimidad emocional y/o sexual. La mayoría de las personas que tienen relaciones de compromiso, ya sea una relación de matrimonio, convivencia o noviazgo, tienen la expectativa de que sus necesidades emocionales y sexuales serán satisfechas con exclusividad por su pareja (González; Martínez-Taboas; Martínez, D. 2009: 60).

METODOLOGÍA
Este proceso fue llevado a cabo mediante la metodología propuesta por la psicología analítica retomado del libro “La Psicología de la transferencia” de Carl Gustav Jung escrito en el año de 1948, época en la que fue creado el Instituto Carl Gustav Jung en Zúrich. En esta obra Jung explica los fenómenos de la transferencia analítica a partir del entendimiento de contenidos inconscientes, es decir a partir de los arquetipos que constituyen el sustento de las elaboraciones de la fantasía. Jung mostró cómo era posible trabajar los procesos transferenciales del paciente con mayor respeto utilizando mitos y fábulas lo mismo que puede utilizar el analista los sueños, las visiones y los sistemas delirantes de los pacientes. Si el mito fuera una mera reliquia histórica habría que preguntarse por qué no desapareció hace tiempo en el gran muladar del pasado, en lugar de seguir presente y haciendo valer su influencia hasta en las más altas cimas de la civilización (Jung; 1995: 246)
Esta forma de retomar las transferencias de los pacientes sigue siendo novedosa y ha sido fundamento del cambio individual. Para Jung la infidelidad que puede presentar un sujeto hacia la pareja es una falta de acuerdo en sus componentes psíquicos internos. En el hombre la infidelidad puede estar relacionada con su aspecto femenino que Jung lo denomina Ánima. Aspecto femenino interno del hombrees tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina (Sharp;1994:14)
Todo hombre porta en su psique el arquetipo de una mujer, al cual denomina ánima y toda mujer porta en su psique el arquetipo de un hombre al cual denomina ánimus. Animus. Aspecto masculino interno de la mujer. La mujer es compensada con un elemento masculino, y por tanto, su inconsciente tiene un sello masculino (Sharp; 1994:21)
Estos arquetipos son revestidos a lo largo de la vida de cada sujeto pudiendo quedar en acuerdo o en pugna o mantenerse separados e incluso proscritos. Todo ello traerá como consecuencia la forma de relacionarse de un hombre con una mujer y viceversa. Por eso para Jung el trabajo de conciliación con la pareja no es interpsíquico sino intrapsíquico. La conciliación masculino femenino así como la de todos los objetos internos que portamos en nuestra psíque es la base del trabajo terapéutico y de la conciliación. Las diferencias que se dan entre los integrantes de una pareja son el reflejo de las desavenencias que habitan la psique de cada uno de ellos.
Las desavenencias entre estos objetos internos van acompañadas de acuerdos, es decir que un sujeto masculino puede tener antagonismo psíquico con algunos aspectos femeninos y simpatizar con otros, algunos sujetos podrán imitar estas imagos hasta el grado de identificarse con ellas y otros tratarán de destruirlas mediante la agresión o de proscribirlas. Estos elementos internos en su lucha pueden relacionarse sometiendo unos a otros, humillándolos, traicionándolos, según hayan sido los modelos de vida con los que se formó el paciente. Estas reacciones negativas pueden desencadenar en el sujeto estados de depresión y ansiedad.
Por lo anterior en el trabajo terapéutico antes de buscar la reconciliación y el perdón en la pareja consultante deberá trabajarse en la reconciliación psíquica individual, es decir, en cada uno de los integrantes de la pareja.
Es importante señalar que aunque la infidelidad se asocia a las vivencias sexuales que uno de los integrantes puede tener fuera de la pareja, no todas las infidelidades tienen como motivo la búsqueda de satisfacción de un deseo sexual, pues este a su vez puede estar enmascarando un deseo de sometimiento, de venganza, de poder, de desprecio, etc. en contra de la pareja o una búsqueda  del propio individuo para asegurarse ante su propia inseguridad, ante sus miedos o ante la necesidad de autoafirmarse como un ser valioso y aceptado. Es decir que las motivaciones por las que se consuma un acto de infidelidad no siempre tienen como base la sexualidad, pero sí la afirmación del sujeto sobre el otro.
La pareja que ingrese a tratamiento para la atención de estos problemas busca una comunicación que lleve hacia la comprensión de lo sucedido, la desactivación de las emociones que bloquean actualmente las relaciones  como son ira, culpa, deseos de venganza, vergüenza, etc. para poder pasar después al perdón y a la reconciliación.
De acuerdo con la teoría de la transferencia jungiana antes de que ello se lleve a cabo en el exterior deberá lograrse en el interior de cada uno de los participantes. Si bien es cierto que en general uno de los dos participantes es el acusado, aunque a veces son los dos, la conducta de éste solamente ha sido una expresión del divorcio interior que existe entre los elementos psíquicos del sujeto que no ha sabido reconciliarlos y darles a cada uno su lugar.

 

El análisis jungiano reestablece la relación interna entre lo masculino y femenino disolviendo los desequilibrios establecidos y moviendo en cada integrante sus contenidos internos.
Como primer paso en la terapia se escuchan las narraciones de cada uno de los integrantes, quienes poco a poco se van despojando de los contenidos superficiales para tratar de llegar al entendimiento profundo de la conformación de los desacuerdos individuales. En este proceso se tratan de atender las siguientes etapas:
1.- Narración de los hechos.
2.- Proyección de los hechos apoyándose en la modelación de historias con mitos y fábulas o con narraciones que en la fantasía permitan una comprensión externa de lo que está sucediendo internamente en cada sujeto.
3.- Se retrotraen las proyecciones de manera paulatina para que cada uno de los integrantes de pareja entienda la manera como se conformaron sus desequilibrios.
4.- Se revisan los estados emocionales que provocan cada uno de estos desequilibrios y se analizan los efectos que ha provocado al haberlos mantenido como paradigmas de conducta de las relaciones internas. Se contrastan estas desavenencias con los hechos externos y se comprueba que la manera de relacionarse en el exterior con la pareja es solamente una manera de proyectar en ella la forma de relacionarse con uno mismo.
5.- Se busca la manera de reestructurar las relaciones inadecuadas del sujeto  consigo mismo permitiendo que las diferentes partes se comuniquen para que se compensen pérdidas y se establezcan acuerdos de cambio.
6.- Se prueban a continuación pequeños acuerdos entre la pareja una vez que cada uno ha asumido la responsabilidad de la repercusión que los propios desequilibrios personales han tenido en las relaciones de pareja. Se revisan las emociones que surgen durante estos pequeños acuerdos y que son la base de un entendimiento posterior y más amplio que posibilite en la pareja, el perdón y la reconciliación.

7.- Se continúa este proceso apoyado cada paso en el manejo de proyecciones para lo cual es muy útil la utilización de mitos y fantasías, pues suaviza la confrontación de los hechos en cada sujeto participante.
Este proceso favorece no solamente el mejoramiento en las relaciones de pareja sino también la coherencia psíquica en cada uno de sus integrantes, así como el abatimiento de modelos inadecuados que sustentaron las conductas de estos sujetos. Así mismo este proceso fortalece una relación equitativa entre géneros y al mismo tiempo que apoya el desarrollo individual produce efectos benéficos en la pareja y en la colectividad.
Caso:
Antonio y Lorena conforman una pareja formalmente desde hace 12 años aunque ellos empezaron su relación desde hace 17 y como pareja sexual desde hace 16 años. Actualmente Antonio tiene 40 años y Lorena 38 años. Tienen 2 hijos varones: el mayor también llamado Antonio que tiene 11 años y que cursa la educación primaria y el segundo llamado Luis de 8 años que también cursa primaria. Lorena es la hija mayor de un matrimonio en el que la madre todavía vive y tiene 62 años de edad y trabaja vendiendo por catálogo diversas mercancías.
El padre de Lorena, fallecido hace 3 años era alcohólico y agresivo con la esposa. Lorena narra que de infante ella se sentía responsable de deshacer las peleas de los padres para lo cual llamaba a su hermano cuando empezaban estos a pelear lo cual lo hacía según dice para evitar que su hermano estuviera sólo y se asustara ante los gritos y golpes que presenciaban. Ella narra que actuaba como si fuera la madre de sus padres lo que la llevó a mantener el control de las situaciones que vivía.
Actualmente el aspecto positivo de este control es que la llevó a estudiar una carrera técnica en la que el control es fundamental y es una exitosa administradora en la empresa donde labora. Lorena siente en ocasiones que tiene que proteger a sus empleados como lo hizo con su hermano y asume más responsabilidades que las que le corresponden sintiéndose después agobiada y poco apoyada por sus empleados y por las otras personas que colaboran en la empresa. Esta misma sensación la percibe en su relación matrimonial declarando que siente que ella hace más labores y cumple con mayor número de responsabilidades como pareja y como madre que Antonio -su esposo- lo cual le genera un sentimiento de enojo que no expresa. Lorena durante la infancia recuerda una escena en donde su padre alcoholizado es descubierto por Lorena en el momento en que seduce a la hermana de su madre.
Por su parte Antonio es un profesionista que desarrolla su trabajo en el área de las ciencias exactas. Permanentemente se siente explotado en su trabajo y muestra muchas dificultades y obstáculos cuando ha intentado cambiarse de trabajo. Esos intentos le generan angustia, miedo e inseguridad. Se trata de una persona creativa pero muy poco seguro de sí mismo, lo que hace que tienda al sometimiento tanto en su medio de trabajo como en el hogar lo cual lo llena de enojo mismo que transforma en agresión pasiva dirigida hacia su mujer.
Antonio es el hijo mayor de una gesta de dos siendo la segunda una mujer. La madre a quien llamaremos Luz María es una mujer irresponsable que espera que todo se lo dé la vida sin hacer ningún esfuerzo. Es especialista en presentarse como víctima. No desarrolla esfuerzo alguno para progresar y no es capaz de enfrentar sus responsabilidades. El padre de Antonio solamente constituyó una experiencia temporal para Luz María en la que ella quedó embarazada por dos ocasiones y después declara que fue rechazada.
Posteriormente, ante la responsabilidad de crear y atender las necesidades de los dos infantes, Luz María los entrega a una mujer, pariente suya, y se desentiende de su crianza. Esta señora a la que llamaremos Ana estaba casada y tuvo dos hijos, por lo que tuvo que hacerse cargo de cuatro infantes. Cuenta Antonio que en ese ambiente siempre se sintió postergado y rechazado; narra que sus esfuerzos y logros no eran valorados y que creció bajo la sombra del hijo varón de Ana. Esperaba que le dieran apoyos económicos y afectivos y solamente de Ana en ocasiones los llegaba a tener pero escasamente. Todo ello contribuyó a la formación de una personalidad dependiente, demandante e insegura.
Durante los primeros años de matrimonio Lorena se hizo cargo de la mayor parte de los gastos fuerte del hogar y pugnó por la mejoría económica y el reposicionamiento social de la familia. Ella se percibía como una mujer que se esforzaba hasta el agotamiento en tanto que su esposo no defendía su progreso en el trabajo. Éste se percibía siempre marginado y al margen de los ascensos y de las promociones.
Antonio, ya de adulto, se hace cargo de Luz María, su madre, la que no pierde ocasión en los momentos en los que Antonio la visita, para mostrarse desamparada y con diversas necesidades que considera ella no puede afrontar. Antonio se ha hecho cargo de resolverlas pero ello le genera enojo. Asimismo, Antonio, sobreprotege a los empleados incumplidos e irresponsables a quienes incluso a tratado de promover.
Las formas de relacionarse antes descritas fueron provocando resentimientos entre Antonio y Lorena en el que él se sentía menos y echa a un lado a su relación matrimonial y ella explotada teniendo que hacerse cargo de una serie de responsabilidades que él no compartía tales como: renta, colegiatura, mantenimiento del hogar, etc. Aunque es cierto que Antonio contribuía con su salario que era significativamente menor que el de Lorena quedándose con muy poco dinero y cuando escamoteaba alguna parte para poder comprarse algo personal que él deseaba era criticado, mal visto y sancionado por Lorena.
En el último año de relación el disgusto entre ambos fue creciendo. Antonio inició una relación extramarital con una compañera de trabajo ocultando a Lorena este hecho. Sin embargo su conducta estaba plena de actos fallidos mostrándole constantemente una necesidad de mantener oculto su teléfono celular, lo que trajo como consecuencia lógica el que Lorena empezara a sospechar a pesar de que los fines de semana siempre estaba con la familia.
Por parte de Lorena, desde que comenzó a vivir con Antonio en un departamento propició la presencia de su madre, de su hermano y de su tía. La de su hermano en forma de visitas, la de su madre con visitas largas en las que se quedaba a vivir con la pareja con el pretexto de ayudar a Lorena con los niños y la tía de Lorena también con el pretexto de ayudar a la madre con los hijos se quedó a vivir con la pareja.
La madre de Antonio lo visitaba periódicamente siempre para obtener algún beneficio del hijo e incluso para robar objetos de valor en la casa de ellos. La relación marital continuó cada vez con más pleitos hasta que una noche Antonio dejó “casualmente” su celular y Lorena quizá también “casualmente” pudo ver sus mensajes y saber que mantenía una relación paralela. Lo despertó, lo cuestionó y Antonio no tuvo ningún reparo en revelar su secreto argumentando al mismo tiempo que esa situación ya se había terminado. Con ello Antonio generó en Lorena enojo, rencor, incertidumbre y deseos de rechazar a su marido. Ella respondió a la agresión con descalificaciones humillantes cargadas de desprecio.
Estos son los hechos que narra la pareja al presentarse en terapia.
Después de un tiempo de terapia Antonio pudo percatarse de que él estaba repitiendo las conductas de Luz María, por un lado y expresando los resentimientos que de su infancia quedaron guardados hacia Ana.
Lorena pudo percatarse de que se había posicionado desde la infancia en el lugar de la madre deseando ser la preferida del padre aprovechando las diferencias que entre los dos existían. Se dio cuenta que el haber visto la traición de su padre ante su madre con la hermana de ésta, se repetía en la traición de Antonio hacia ella, las dos eran relaciones triangulares y por lo tanto Edípicas. El padre alcohólico de Lorena, había venido a ser representado por su dependencia en Antonio. Ahora tenía un hombre dependiente y agresivo que era su pareja.
A continuación se describe de manera general algunos aspectos metodológicos que fueron utilizados para lograr el insight en cada uno de ellos de lo que les estaba pasando, para que después de tomar consciencia de esto propusieran sus propios enfrentamientos y llegaran a nuevos acuerdos sustentados en propósitos de cambios claros y objetivos.
Dado que el apoyo terapéutico se sustentó en la teoría analítica se partió del principio de que las relaciones de pareja que cada individuo conforma en el exterior son el resultado del acuerdo que establece en sus objetos internos el mismo individuo. No es posible que un sujeto pueda tener una buena relación de pareja si a nivel interno no ha logrado una buena conciliación de las representaciones psíquicas que cada uno de estos tiene para él.
Para Antonio la representación psíquica de lo femenino y lo masculino fluctuaba entre dos polos. Por un lado lo masculino desvalido que es incapaz de hacerse responsable de sus obligaciones como es el caso de Luz María y por otro la feminidad comprometida que desprecia con rencor al desvalido. Las representaciones psíquicas que Antonio tenía de Ana, son sólo proyecciones de las figuras psíquicas internas de lo femenino.
En cuanto a Lorena lo masculino es un ser dependiente al que tiene que estar sosteniendo y que tiene como característica la traición. A esta significación queda asociado un fuerte enojo incorporado desde la infancia y no trabajado psíquicamente.
Por lo anterior para poder hacer una modificación de estas significaciones se utilizaron procesos relacionados con la fantasía. El trabajo imaginario tiene la ventaja para el paciente de que es un trabajo realizado en proyección por lo que el paciente no se siente directamente cuestionado. Antonio pudo hacer un trabajo psicológico en el que después de una relajación imaginó a Luz María. Observó primero sus rasgos físicos, su manera de vestir, su manera de expresarse, el provecho que sacaba con su pareja actual mostrándose como una víctima de la vida. A continuación puso frente a esta imagen la de sus hijos y se le pidió a Antonio que los instruyera invitándolos a que para poder salir adelante ante las distintas demandas de la vida hicieran lo mismo que Luz María, es decir, hacerse víctimas.
APLICACIÓN DE LA METODOLOGÍA
Para complementar lo señalado en el punto número dos relativo a la proyección  de los hechos apoyándose en la modelación de historias con mitos y fábulas o con narraciones que en la fantasía permitan una comprensión externa de lo que está sucediendo internamente en cada sujeto señalaremos que existen diferentes formas de utilizar la fantasía en este trabajo. Puede ser una imaginación objetiva en la que se narre un mito. En tanto que relación psicológica, el matrimonio es una figura compleja. Está compuesto por toda una serie de hechos subjetivos y objetivos que en parte son de naturaleza muy heterogenea (Jung; 2010:177).
Tal fue el caso de la utilización para el tratamiento de esta pareja del mito de Hera y Zeus (Belmore y Burgüeño; 2007: 44), siendo el caso de esta diosa el prototipo de la mujer engañada y vengativa. Como podrá observarse en este caso la paciente creyó ser víctima desde la infancia el desprecio y la marginación. Habiendo ella ocupado el lugar de la madre vio cómo el padre prefirió a la hermana de su madre en lugar de a ella. Así como a Hera la engaña Zeus una y otra vez, de la misma manera por una compulsión a la repetición Lorena una y otra vez buscará estar en esa misma situación, lo cual la lleva a que en su relación de pareja Antonio la actúe, conformándose así la complementariedad entre la infidelidad de él y la necesidad de contar de un hombre infiel por parte de ella.
En el caso de Antonio él se halla identificado con las conductas de desvalimiento de Luz María, su madre y siente que ha sido despojada igual que él de lo que le pertenecía. Pese a esta similitud esta mujer ya no es la madre. La relación con ella representa un paso más allá de la madre, un paso hacia la virilidad (Jung; 2010:152)
Los aspectos masculinos de asertividad que habitan en él están representados como fuentes de abuso y de despojo sobre lo femenino. Antonio percibe a su mujer con esa fuerza masculina que tiene todo líder ejecutivo y por lo tanto la asimila a la que es capaz de tomar lo ajeno para presentar su poder, ve en ella si utilizamos un ejemplo de imaginación objetiva su caso asimilado al de Clitemnestra, pues esta había sido despojada de su lugar de origen y desplazada a una isla desierta donde fue sometida por el encargado de cuidarla. En ella se forjará con el tiempo el deseo de destruir al ser poderoso que lo somete, tal es el caso de Clitemnestra, quien asesina a su padre. Las motivaciones todavía inconsciente son de naturaleza personal y general. En principio son motivos que proceden de la influencia de los padres (Jung; 2010:178).
El análisis y dimensión de estos mitos realizado poco a poco y cuidando de que cada una de las variables participantes sea comprendida y valorada por los pacientes, permite que el análisis de lo que ellos mismo viven pueda hacerse con mayor facilidad y con menos resistencias terapéuticas, logrando que en el momento de aceptar en ellos el entendimiento de que eso mismo les está ocurriendo, el proceso sea más sencillo.
Otra forma de fantasía e imaginación que facilita el proceso de comprensión es el de la imaginación subjetiva, por las que se invita después de haber hecho los análisis de fantasía externa a que cada paciente visualice a los personajes de la infancia de los que aprendió los modelos conductuales y aplique el mismo redimensionamiento que lo hizo con los ejercicios de fantasía objetiva.

El tercer tipo de fantasías utilizadas en terapia son los de la fantasía lúdica, invitando a los participantes a desarrollar juegos de relación entre ellos para que se comprendan mutuamente y puedan dimensionar los estados emocionales a los que cada uno llegaba al ejercerlos, ello se puede hacer por ejemplo invitando a Lorena a que actúe con la fantasía a una mujer que se somete a la voluntad de otro para garantizar que como víctima le brinden las cosas que necesita en lugar de ocupar su asertividad para salir a buscarlas. … la diosa (Hera) se dejó seducir por Júpiter  convertido en cuco y ascendió con él al Olimpo, sufrió el asalto de Ixión; sintió celos ante los amores de su esposo (Elvira; 2008:124)
Posteriormente puede actuar el papel contrario en el que ella tiene dificultades para conseguir lo que quiere pero busca entre sus cualidades cómo apoyarse para lograr lo que busca. Se le pide posteriormente a Lorena que ella sienta cómo su estado emocional en una y otra situación y que le exprese a Antonio la comprensión que tiene al modelar la forma como él ha vivido. Lo mismo puede hacerse en una fantasía lúdica en la que él modele el que es más responsable de llevar la mayor parte de la carga y las responsabilidades que implica la relación de pareja. Posteriormente se exploran los estados emocionales que se generaron en Antonio al cursar esta fantasía y se le pide que explicite su comprensión hacia Lorena por lo que ha vivido.
El siguiente paso son las ceremonias de reconciliación y perdón para lo cual se utilizaron varios rituales que fueron incluidos dentro del proceso terapéutico en forma gradual los primeros de manera leve hasta llegar a un ritual en el que se expresaron plenamente su perdón y reconciliación.
La última etapa del proceso terapéutico que se apoyó en la fantasía fueron los trabajos con la fantasía creativa en la que por medio de la introspección fueron visualizando cambios personales que iban proponiendo para el mejoramiento de la relación de sus objetos psíquicos internos en concordancia con el mejoramiento en las relaciones de pareja. A diario podemos ver cómo surgen entre nuestros pacientes fantasías míticas. No son algo inventado, sino que se representan como imágenes o series de ideas que se abren paso desde lo inconsciente y que, al ser narradas, suelen representar el carácter de episodios concatenados como los de las representaciones míticas (Jung; 1995: 39).
CONCLUSIONES
A partir de este trabajo puede observarse que:
1.- La reconciliación y la reconstrucción amorosa en las relaciones de pareja es el resultado del cambio interno y reconciliación consigo mismos de cada uno de los integrantes de la misma
2.- Que las historias de vida conforman la relación en cada individuo entre sus polaridades masculino y femenino y que los resentimientos, armonía, los acuerdos o las desavenencias son formas aprendidas desde la infancia que nos marcan y que se expresan en las relaciones con los demás y con nosotros mismos, y en este caso en las relaciones de pareja. Estas conformaciones psíquicas pueden ser modificadas mediante la terapia.
3.- La terapia puede ser apoyada en forma importante retomando la capacidad de cada integrante de la pareja para elaborar fantasías. “Hay unos productos de lo inconsciente a los que denominamos -fantasías-. Estas fantasías son una especie de sueños que tenemos mientras estamos despiertos o una especie de visiones o inspiraciones. Podemos analizarlas del mismo modo que los sueños” (Jung; 2010:101).
El trabajo que se hace con ellas debe ser anterior al trabajo cognitivo para el entendimiento de la pareja. Así como los infantes entienden primero las relaciones entre el bien y el mal a través de los cuentos, así los adultos podemos integrar primero el acuerdo de nuestros personajes antagónicos internos apoyándonos en mitos y fantasías para después entenderlos y reestablecer los estados emocionales equilibrados en cada uno.
4.- Trabajar en el reencuentro de la pareja exterior es el resultado de trabajar en el reencuentro interno de cada participante en la pareja
5.- Cabe señalar que el propio terapeuta recorre junto con los pacientes este camino de la simbolización enriqueciéndose psíquicamente de la experiencia  lo mismo que la pareja

 

Bibliografía
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