RIDE. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo
Validación de una escala para medir la participación en los modelos educativos y de emprendimiento en una institución universitaria
Dec 30 2022
Resumen
Este estudio plantea el análisis de la propuesta de educación integral de las instituciones adventistas de educación superior a partir de la construcción de una escala para medir la participación en los modelos educativo y de emprendimiento basados en las dimensiones físicas, intelectuales, espirituales (morales), sociales, trabajo manual, colportaje universitario, servicio voluntario y emprendimientos personales. El proceso de validación se realizó con una muestra de 345 alumnos, de los cuales 44.1 % cursaban el último año y 55.9 % eran graduados durante los últimos 10 años de la Universidad de Montemorelos. Los resultados muestran que la escala quedó integrada por 31 ítems agrupados en ocho factores que explican 62.7 % de la varianza total, con un KMO de .878 y un alfa de Cronbach de .875. El modelo de ecuaciones estructurales evidencia índices de bondad de ajuste aceptables del modelo educativo y el modelo de emprendimiento ((2 = 25.263, p = .089, CFI = .988, TLI = .980, NFI = .964, RMSEA =.038).
Introducción
Las universidades definen su modelo educativo a partir de sus presuposiciones filosóficas y operacionales, y con base en estas desarrollan estrategias que les permiten guiar su función en relación con la atención a sus públicos. Según las estadísticas del Departamento de Educación de la Asociación General, actualmente las universidades que pertenecen al corporativo adventista se encuentran distribuidas del siguiente modo: 20 en África, 13 en Europa, 35 en Asia, 45 en América y 4 en Oceanía (Seventh-day Adventist Church, 2019), las cuales comparten un modelo educativo y de emprendimiento con lineamientos generales y adaptaciones a sus contextos particulares.
Sin embargo, para comprobar si el modelo teórico extraído a partir de la revisión de la literatura sobre el constructo participación en los modelos educativo y de emprendimiento tienen bondad de ajuste aceptable, se construyó una escala que originalmente tenía 48 reactivos, la cual se validó mediante ecuaciones estructurales en estudiantes y egresados de los últimos 10 años de la Universidad de Montemorelos, que pertenece al corporativo adventista.
A continuación, se presenta la teoría que sirvió como fundamento para la construcción de la escala, así como para establecer las dimensiones en que se estudiaron los constructos y que ayudaron a la elaboración y selección de los reactivos.
Modelo educativo
Para elaborar la primera parte de la escala se debe definir el modelo educativo, identificar los componentes y documentar las dimensiones que lo constituyen. El modelo educativo adventista se define como el conjunto de supuestos teóricos que emergen de la Biblia y de los escritos de White, que le dan sentido al conjunto de acciones intencionadas y sus relaciones con el fin de lograr un desarrollo armonioso de las facultades físicas, intelectuales, espirituales (morales) y sociales en los estudiantes.
El documento filosófico de la educación de la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día (2001) presenta cuatro componentes principales: el primero es el estudiante, quien es el foco de todo el esfuerzo educativo. El segundo es el maestro, quien ocupa un lugar vital en el proceso. El tercero es el conocimiento, que abarca elementos conceptuales, experienciales, emocionales, relacionales, intuitivos y espirituales; comprende aspectos cognitivos, técnicos y habilidades blandas. El cuarto es el plan de estudios, que promueve la excelencia académica desde la perspectiva de la cosmovisión bíblica; además, está compuesto por cuatro componentes complementarios: la instrucción, la disciplina, la vida escolar y la evaluación.
Dimensiones del modelo educativo
Se procede a una revisión cuidadosa de la literatura para identificar las dimensiones planteadas por diferentes pedagogos que han impactado el pensamiento en educación a nivel mundial. En la literatura sobre el desarrollo del pensamiento educativo se presentan diferentes tipos de dimensiones. Por ejemplo, Juan Luis Vives (1492-1540) dividió́ la educación en tres etapas: la primera conformada por niños de entre 15 y 16 años de edad; la segunda integrada por jóvenes de entre 16 y 25 años, y la tercera constituida por el estudio autodidacta (Hernández Conesa y Maldonado Suárez, 2014; Sánchez Márquez, 2009).
Juan Amós Comenio (1592-1679), profundamente influenciado por la doctrina religiosa trinitarista, plantea tres dimensiones en la educación: Dios, el hombre y la naturaleza, considerando aspectos biológicos, psicológicos y educativos. Divide estos últimos en tres funciones fundamentales: el conocimiento de sí mismo y de la realidad circundante (educación intelectual), la autodirección (educación moral) y la aspiración a llegar a Dios (educación religiosa) (Ciprés, 2009; Comenius, 2012; Runge Peña, 2012).
John Locke (1632-1704) divide su doctrina educativa en tres vertientes y consecuentemente tres fines: la educación física, la educación intelectual y la educación moral; esto es, vigor físico, saber y virtud (Gutiérrez Ramírez, 1988).
Con una concepción holística de todas las capacidades humanas que promueven el desarrollo equilibrado del individuo, Johann Pestalozzi (1746-1827) plantea en su pedagogía una antropología que tiene en cuenta las tres dimensiones de la persona: (a) la cabeza, que simboliza el desarrollo del intelecto del estudiante (es la herencia griega); (b) el corazón, que tiene que ver con la libertad del sujeto, el sentido del otro y el deseo de acercarse a Dios (la herencia cristiana), y (c) la mano, que tiene en cuenta el cuidado del cuerpo y la capacidad técnica del hombre para transformar las cosas. Es la novedad de la modernidad (Horlacher y Parra León, 2019; Soëtard, 2011). Al respecto, White (trad. 2014) afirma:
La naturaleza del hombre es triple, y la educación recomendada por Salomón comprende el recto desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y morales. Esto comprende más que un conocimiento de los libros o el aprendizaje en la escuela. Abarca el cumplimiento de nuestro deber hacia nosotros, nuestros prójimos y Dios (p. 35).
Magalhães do Nascimento (2017) y Salas Madriz et al. (2011) mencionan que John Dewey (1859-1952) plantea una actividad pedagógica ilustrada, humana, que pregunta “qué enseñar (naturaleza ontológica), cómo enseñar (naturaleza epistemológica y teórica), y para qué enseñar (naturaleza ética)” (p. 18), que logra que el conocimiento penetre en el corazón, la cabeza y las manos. Desde esta visión, Dewey sostiene que la tarea de hacer una ciencia de la educación es interminable como el proceso educativo mismo.
María Montessori (1870-1952) presenta tres dimensiones: la física, la emocional y la intelectual. La primera considera el cuerpo como un organismo activo, con movimientos controlados, coordinación fina necesaria para escribir y manipular los materiales y la habilidad para desempeñarse en algunos deportes que podrá practicar hasta la adultez. En la segunda, la emocional incluye el desarrollo de una buena autoimagen, el conocimiento de sus propios sentimientos, la sensibilidad y la consideración por los conocimientos de otros. En la tercera, la intelectual, Montessori define al que aprende como un ser que se vuelve independiente del adulto y que desarrolla habilidades intelectuales, tales como leer y escribir, entre otras, que le permiten ser capaz de perseguir el conocimiento y el entendimiento de cómo encontrar información y usarla en diferentes medios (Cortés Oliver, 2017).
John Locke, Johann Pestalozzi, John Dewey y Ellen White coinciden en tres dimensiones: la física (vigor, mano), la intelectual (conocimiento, mente) y la moral o espiritual (virtud, corazón).
Dimensiones del modelo educativo adventista
Se identificaron entonces tres dimensiones: la física, la intelectual y la moral o espiritual. El siguiente paso fue conocer los componentes principales a través de la revisión de la literatura y con base en esa información realizar la propuesta de los reactivos o ítems.
Para documentar esas dimensiones, específicamente para el modelo educativo adventista, se analizaron esas tres dimensiones en los noventa títulos de White. Se utilizó la aplicación EGW Writings en español y el software Atlas.ti. La primera permite rastrear las referencias asociadas a las tres dimensiones y el software sirve para analizar el texto mediante citas, códigos, redes semánticas y tablas de coocurrencias.
Se hallaron 113 citas para la combinación facultades físicas, intelectuales y morales, que fueron cuidadosamente revisadas, y se seleccionaron 77. Se categorizaron de acuerdo con el contexto en el que fueron empleadas: laboral (13 citas), educativo (11 citas), salud (34 citas) y religioso (19 citas). El mismo ejercicio se realizó con la combinación facultades físicas, intelectuales y espirituales. Se identificaron 37 citas, de las cuales 27 fueron seleccionadas. Se catalogaron en los cuatro aspectos: laboral (4 citas), educativo (4 citas), salud (5 citas) y religioso (14 citas).
Con estas referencias se crearon las redes semánticas para identificar los componentes de las dimensiones. A continuación se presenta a manera de ejemplo la Figura 1, donde están las citas y los componentes de la dimensión facultades intelectuales (mentales). El mismo ejercicio se efectuó para las otras dos dimensiones.
Con la ayuda de esta red semántica se detectaron los componentes más importantes y las citas asociadas para la dimensión facultades intelectuales: (a) ciencia-investigación, (b) conocimiento-inteligencia, (c) libros y recursos, (d) maestros-calidad y (e) aprendizaje de un oficio. Los primeros cuatro componentes coinciden con los planteados por Arias Barranco (2015), Delors (1994) y Lombana et al. (2014). El aprendizaje de un oficio es propio de las instituciones educativas adventistas.
Se realizó un análisis de coocurrencias entre los componentes y la dimensión para priorizarlos. En este análisis los valores se interpretan en el rango de 0.0 a 1.0, similar a una matriz de correlaciones en un software estadístico. Se pudo observar que conocimiento-inteligencia ocupó el primer lugar en la tabla de coocurrencias con un factor de .50. El segundo más importante fue ciencia-investigar con un factor de .11, seguido de maestros calidad con .09, aprendizaje de un oficio con .06, y libros y recursos con .03. El mismo análisis se hizo para las otras dos dimensiones. A manera de ejemplo se presenta la Tabla 1 con el análisis de coocurrencias de las facultades intelectuales.
Con la red semántica de las facultades físicas, se identificaron los componentes (a) alimentación saludable, (b) ejercicio físico, (c) hábitos saludables, (d) leyes de la salud y (e) trabajo manual. Los primeros tres coinciden con los planteados por Freire Seoane y Salcines Cristal (2010), Reloba Martínez et al. (2016) y Riquelme Uribe et al. (2013). El componente trabajo manual es propio de las instituciones de educación adventistas. Con la tabla de coocurrencias de las facultades físicas se pudo observar que alimentación saludable ocupó el primer lugar con un factor de .48, seguido de hábitos saludables con un factor de .38, trabajo manual con .27, ejercicio físico con .24, y leyes de la salud con .21.
Los componentes más importantes de la dimensión facultades espirituales (morales) fueron (a) conocimiento de Dios, (b) lectura de la Biblia, (c) oración, (d) testificación y servicio, y (e) uso de talentos. La dimensión espiritual es reconocida por la Organización Mundial de la Salud y por diferentes académicos como Comenio, Pestalozzi y Bédard, entre otros. Los componentes coinciden con Bédard (2003), Hawks (2004), Morales-Ramón y Ojeda-Vargas (2014), Palomar Gallardo et al. (2020), Pizarro Sánchez et al. (2020) y Taylor (2014). La lectura de la Biblia ocupó el primer lugar en la tabla de coocurrencias con un factor de .25. El segundo componente más importante fue conocimiento de Dios con un factor de .18, seguido de oración con .12, uso de talentos con .06, y testificación y servicio con .05.
En el documento filosófico de la Conferencia General (2001) -desarrollado por Rasi et al.- se adiciona una cuarta dimensión en la siguiente definición: “La educación adventista imparte más que un programa académico, [pues] procura el desarrollo armonioso de todas las facultades del individuo: espirituales, intelectuales, físicas y sociales. Estas dimensiones trascenderán hasta la eternidad” (p. 1). Knight (2002) mantiene esa misma postura, mientras que Taylor (2014), en forma similar, presenta las cuatro dimensiones explicadas a partir de White (trad. 2009): “El desarrollo armonioso de todas las facultades físicas, intelectuales y espirituales que prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo y para el gozo superior de un servicio más amplio en el mundo venidero” ( p. 10). La dimensión social representada por un enfoque en el servicio. Taylor extiende esa explicación con el texto de Lucas 2:52 (Reina-Valera, 1960): “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”, nuevamente apuntando a cuatro dimensiones.
En la literatura Durkheim (1858-1917) también considera la dimensión social, pues advierte un vínculo entre religión y sociedad. Él considera a la religión como una relación social, por lo que establece esta dimensión como parte del desarrollo educativo (Reyes et al., 2014).
Para la construcción de la escala se acepta la posición de las cuatro dimensiones: física, intelectual, espiritual (moral) y social. El fundamento para la elaboración de los reactivos para la escala de la dimensión social fueron los siguientes: Asociación Acreditadora Adventista (2013), Conferencia General (2001), Knight (2002), Taylor (2014) y White (trad. 2013)
Modelo de emprendimiento
Derivado del modelo educativo, especialmente la dimensión facultades físicas, que -de acuerdo con White incluye los componentes ejercicio y trabajo-, se desarrolla el modelo de emprendimiento que coexiste con el modelo educativo y puede ser considerado un currículo transversal, que provee al estudiante una serie de estrategias llamadas (a) colportaje universitario, (b) trabajo manual, (c) servicio voluntario y (d) emprendimientos personales.
Este modelo de emprendimiento ofrece al estudiante un abanico de oportunidades para el desarrollo de actividades que complementan su vida académica y que le proveen experiencias que procuran de manera intencionada el crecimiento de las competencias técnicas, al realizar una práctica laboral y de las habilidades blandas como la integridad, el trabajo en equipo, la capacidad de comunicación, el desarrollo de talentos, la responsabilidad, las habilidades sociales, el liderazgo, entre otras (Díaz Quezada y Sanhueza Cartes, 2020; Espinoza Mina y Gallegos Barboza, 2020; Fuentes et al., 2021). Este modelo de emprendimiento provee, además, herramientas para el autofinanciamiento de su programa de estudios.
El modelo emprendimiento en las universidades del corporativo adventista
La vocación emprendedora está presente desde los orígenes del corporativo adventista. Los pioneros (James White, Ellen White, John N. Andrews, Joseph Bates y Uriah Smith, entre otros) tuvieron las primeras ideas de negocios al imprimir y distribuir algunas publicaciones a partir del año 1848. Fue en Rochester en 1852 donde se tuvo la primera casa publicadora con una pequeña imprenta de tipos, 11 años antes de la constitución legal del corporativo adventista en 1863 (Neufeld et al., 1976).
En 1872 el corporativo auspicia la primera escuela en Battle Creek, Míchigan, bajo el liderazgo de Goodloe Harper Bell. Ese mismo año, White (1872) escribió en la publicación mensual The Health Reformer un apartado que se llamó The Proper Education, donde establecía los principios fundamentales sobre la educación que debe procurar el desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y morales.
Un año más tarde, White (1873) escribe la primera declaración que da origen al modelo de emprendimiento en las instituciones educativas adventistas. En esta expresaba que las escuelas deberían tener establecimientos con industrias agrícolas y de manufactura, que los maestros deberían supervisar el trabajo de los estudiantes en estas industrias y que una parte del tiempo de cada día debería dedicarse al trabajo.
En una segunda declaración en 1899, ella escribió sobre la necesidad de crear en el colegio industrias con fines productivos, de sostenimiento de los alumnos y de la institución. También menciona que en Avondale (Australia) debería instituirse una fábrica de alimentos saludables en el colegio, pues de esa manera los padres también podrían hallar trabajo allí. Este es el inicio de un modelo de emprendimiento social, pues esas industrias permiten el trabajo de padres y alumnos, los cuales obtienen recursos que les ayudan a sufragar los gastos de su educación al tiempo que desarrollan habilidades blandas que contribuyen al desarrollo de una vida práctica (Moreno-Murcia y Quintero-Pulgar, 2021; Pizarro Sánchez et al., 2020; White, trad. 1991).
A continuación, en la Tabla 2 se presentan los cuatro grandes ejes en los que se ha dividido el emprendimiento y el empresarismo dentro del corporativo adventista:
Dimensiones trabajo manual, colportaje universitario, servicio voluntario y emprendimientos personales
Para construir la segunda parte de la escala se documentaron las dimensiones que constituyen el modelo de emprendimiento adventista. Asimismo, se efectuó un análisis de texto con la ayuda de la aplicación EGW Writings en español y el software Atlas.ti para detectar las dimensiones trabajo manual, colportaje universitario, servicio voluntario y emprendimientos personales.
El trabajo manual es definido como un programa donde el estudiante tiene la oportunidad de desarrollar un trabajo práctico en diferentes empresas o departamentos, al tiempo que cursa su programa de estudios. White establece que una educación simétrica tiene una combinación entre el conocimiento de los libros y el trabajo manual, y que debe tener un tiempo durante el programa escolar en el que los alumnos deberían aprender algún oficio u ocupación con el que, si fuera necesario, pudiesen ganarse la vida (White, trad. 1928, trad. 1991, trad. 2006, trad. 2009).
A continuación, se presenta la Tabla 3, donde se muestran los oficios que a lo largo de la historia se han desarrollado en las instituciones educativas adventistas y que han dado lugar a la creación de múltiples empresas. Es común ver en las instituciones educativas adventistas que se conforman también en empresas de alimentos, carpinterías, minimercados, instituciones de salud, entre otras, inician para satisfacer las necesidades de la institución y pronto alcanzan el mercado regional y nacional, y algunas llegan al mercado internacional.
Estos oficios se han contextualizado y actualizado a las necesidades de un mundo automatizado y digital. La Figura 2 sintetiza la lista de empresas y dependencias donde el estudiante tiene la oportunidad de desarrollar la dimensión trabajo manual en la Universidad de Montemorelos.
El colportaje universitario es definido como un programa de autofinanciamiento en el cual los estudiantes desarrollan diferentes estrategias de mercadotecnia para llevar a cabo la venta de libros referentes al cuidado de la salud física, emocional y espiritual de las familias. Con esto se procura contribuir a la construcción de una mejor sociedad, así como desarrollar competencias técnicas, habilidades blandas y adquirir recursos para financiar el proyecto educativo.
El inicio de este programa se remonta al año 1906, cuando en el Union Collage en Lincoln, Nebraska, se estableció un plan de becas para estudiantes que salieran a colportar en los veranos. Si un alumno vendía, por ejemplo, $250 en libros, las instituciones patrocinadoras agregaban un bono que alcanzara para cubrir sus gastos de comida, habitación y enseñanza por un año escolar (Schwarz y Greenleaf, 2003). En la Figura 3 se describen las modalidades en que se desarrolla el colportaje universitario en la Universidad de Montemorelos.
El servicio voluntario es definido como la actitud bondadosa y generosa de ofrecer los conocimientos, el tiempo y los recursos para atender a los más necesitados (Universidad de Montemorelos, 2019). Este se desarrolla a través de los clubes, ministerios, asociaciones, Enactus, servicio comunitario y servicio misionero transcultural. A continuación, se describen los tres principales.
El programa de clubes juveniles de la iglesia adventista comprende tres amplias categorías: jóvenes juveniles (aventureros: 6 a 9 años y conquistadores: 10 a 15 años), jóvenes mayores (embajadores y guías mayores: edades 16 a 21, y adultos jóvenes: edades 22 a 30+), y ministerio de campus públicos (líderes juveniles en edades 16 a 30+) (General Conference of Seventh-day Adventists, 2015).
Enactus (2020) se define como la plataforma de aprendizaje experiencial más grande del mundo dedicada a crear un planeta mejor. Cuenta con 72 000 estudiantes de universidades alrededor del mundo que deciden integrar su metodología en sus programas de impulso al emprendimiento. Los estudiantes realizan un diagnóstico de las necesidades de los individuos en su comunidad, identifican posibles soluciones a los problemas e implementan proyectos de emprendimiento social de impacto en la sociedad.
El servicio comunitario es un espacio de tiempo y lugar donde el estudiante ejerce un liderazgo en las causas más nobles de su entorno. Tiene tres fases: análisis de los problemas sociales, elaboración del diagnóstico social y diseño e implementación del proyecto (Universidad de Montemorelos, 2019). La Figura 4 menciona las estrategias que se desarrollan en favor de los estudiantes y la comunidad.
Los emprendimientos personales se definen como una actividad comercial realizada por estudiantes con el fin de recaudar recursos para el autofinanciamiento de gastos relacionados con sus estudios universitarios. La Universidad de Montemorelos promueve los emprendimientos personales a partir de las materias en el área de emprendimiento. El objetivo de estas es comenzar un proceso -desde la idea hasta la propuesta inicial de un plan de negocios- que finalice con la comercialización de los productos en la feria de emprendimiento y, en algunos casos, con la puesta en marcha del negocio.
Estos emprendimientos se desarrollan en un modelo con tres caras: la primera (emprendedor) representa al individuo con sus necesidades y motivaciones, creencias, comportamiento, conocimiento y valores culturales; la segunda (el entorno) puede ser positiva o negativa, e incluye los ambientes externos y a los actores del mercado, y la tercera (la acción emprendedora) se presenta al realizar una innovación aplicable no solo en la creación de una empresa, sino en la gestión al interior de un negocio (Méndez Salvatorio, 2012; Osorio Tinoco y Pereira Laverde, 2011; Varela Villegas, 2008).
Propósito del estudio
En las universidades que pertenecen al corporativo adventista se desarrolla un modelo educativo y uno de emprendimiento que coexisten en su propuesta de educación integral. Construir una escala válida y confiable para el constructo participación en ambos modelos es el objetivo principal de esta investigación, lo que permitirá recabar información útil para la toma de decisiones.
Participantes
La población considerada para esta investigación estuvo constituida por 2672 egresados de los últimos 10 años y estudiantes de último año de la Universidad de Montemorelos. Para determinar el tamaño de la muestra se realizó el siguiente cálculo: n = ?, N = 2,672 personas, Z = 1.96, P = 0.5, Q = 0.5, E = 0.05.
=Z2PQN(N-1)E2+Z2PQ
n=1.962(0.5)(0.5)(2,672)(2,672-1)(0.05)2+1.962(0.5)(0.5)
n = 336 encuestas
La muestra real fue de 345 sujetos, lo que representa 12.9 % de la población y el procedimiento para la recolección de datos siguió dos etapas: en la primera se seleccionó aleatoriamente a 50 % (n = 1196) de los egresados de los últimos 10 años, con base en información otorgada por el departamento de egresados. A estos les envió el enlace del instrumento desarrollado en Questionpro, el cual tuvo una tasa de respuesta de 16.1%. En la segunda etapa, a los estudiantes del último grado de licenciatura se les administró en las aulas de clase el instrumento en físico.
La muestra encuestada se describe con las siguientes características: 51.4 % corresponde al sexo masculino, la mayoría solteros (70.2 %) y menores de 36 años (88.2 %). Mientras estudiaban, 55.3 % vivió en los dormitorios universitarios. Al momento de ser encuestados, más de la mitad eran estudiantes (53.4 %), 14.6 % eran empleados de la iglesia adventista, 17.4 % trabajaban en el sector público y privado, y 10.7 % tenían un trabajo independiente.
Instrumento
Para la medición se construyó un instrumento con las dimensiones especificadas anteriormente. Se creó un conjunto de reactivos para cada dimensión que fueron sometidos a la prueba de pertinencia y claridad, evaluada por ocho expertos que utilizaron una escala del uno al cinco: cuatro doctores en educación, tres doctores en teología y un doctor en investigación. Las preguntas evaluadas con una media inferior a 3.8 fueron descartadas por baja pertinencia y claridad; al resto se les realizaron modificaciones y se corrió una prueba piloto con 150 estudiantes de segundo y tercer año de las licenciaturas en la Universidad de Montemorelos. Con base en el alfa de Cronbach y un análisis factorial se incorporaron algunas modificaciones finales.
Originalmente, el instrumento contaba con 48 ítems: seis para la dimensión intelectual, ocho para la espiritual, seis para la social y seis para la dimensión física del modelo educativo, que fueron contestados con una escala Likert desde completamente en desacuerdo (1), hasta completamente de acuerdo (5). El modelo de emprendimiento incluía seis ítems en la dimensión trabajo manual, cinco en colportaje universitario, ocho para servicio voluntario y tres para emprendimientos personales, que se contestan con una escala de puntuación desde nunca (1), hasta siempre (5).
Procedimiento
Se utilizó el procedimiento propuesto por Palomar Gallardo et al. (2020) para cubrir los objetivos de análisis fijados en el estudio, que consistió́ en la realización de los siguientes pasos: con el software estadístico IBM SPSS Statistics 25 se realizó un análisis de confiabilidad, que se abordó a través del cálculo de los coeficientes alfa de Cronbach y un análisis factorial exploratorio (utilizando como método de extracción por componentes principales con rotación Varimax), que permitió observar las diferentes estructuras factoriales de los ítems. Finalmente, se utilizó el software AMOS 25 para el análisis confirmatorio con ecuaciones estructurales, así como la correlación entre las dimensiones del modelo.
Resultados
El instrumento de medición administrado se redujo a 31 de los 48 ítems originales. Es decir, se eliminaron los que tenían una comunalidad menor a .5, ya que -según Hair et al. (2010) - son carentes de explicación que contribuían poco a la identificación factorial. La Tabla 4 muestra el número de ítems por dimensión y los que fueron eliminados. La descripción detallada de los 48 ítems se puede ver en el anexo.
Para determinar la validez de constructo se recurrió al análisis factorial (KMO = .878, esfericidad de Bartlett significativo con p < .001). Fue necesario hacer una rotación ortogonal (Varimax) para identificar claramente los factores con las declaraciones correspondientes. La varianza total explicada por los ocho factores rotados fue de 69.02 % y la confiabilidad de .875, según el alfa de Cronbach.
La Tabla 5 muestra los factores con las cargas factoriales correspondientes a las declaraciones asociadas. De acuerdo con los resultados obtenidos en la agrupación de los ítems con su carga factorial, se puede señalar que 30 de las 31 declaraciones se agruparon con cargas factoriales superiores a .3, en los ocho factores propuestos desde la revisión de literatura. Esto indica un nivel de validez alto, ya que los sujetos asocian los contenidos de las declaraciones en cada factor.
El único ítem que no tiene una carga factorial importante pertenece al modelo educativo: “MEDS20. En los dormitorios u otros lugares de residencia tuve la oportunidad de desarrollar hábitos de aseo y orden”. Su carga en el factor correspondientes fue de .289, cercano al valor mínimo aceptable (λ = .3), pero además tuvo cargas importantes en los factores de desarrollo espiritual (λ = .474) y físico (λ = .420). De hecho, los ítems MEDS15 y MEDS17 de la misma dimensión de desarrollo social muestran cargas importantes en los factores de desarrollo espiritual y físico. Esto podría indicar la necesidad de definir con mayor claridad esta dimensión o bien aceptar el hecho de que la dimensión social se conforma de la interacción de las otras dimensiones: física, mental y espiritual. Para los análisis estadísticos se incluyó en el factor de dimensión social.
El factor de trabajo manual (TM) agrupó los ítems relacionados con la labor realizada mientras estudiaban en los departamentos o empresas de la institución, periodos y horas diarias dedicadas, o incluso participación en el programa institucional de beca-trabajo.
El factor de colportaje universitario (CU) valoró la participación del estudiante en la capacitación y como colportor en los diferentes momentos, sea en invierno, en verano o incluso los domingos de cada semana.
El factor de servicio voluntario (SV) se enfocó en el nivel de participación en actividades no remuneradas, pero organizadas por la institución. Incluye participar como director, administrador o colaborador en alguna asociación, club o ministerio.
El factor de emprendimientos personales (EP) incluyó la creación o participación en empresas particulares, sean personales, de un familiar o amigo, para conseguir recursos económicos y solventar su colegiatura.
El factor de desarrollo espiritual (ESP) indicó la percepción con respecto a la medida en que el ambiente, las actividades de la iglesia e institucionales ayudaron a consolidar su fe e importancia para su vida.
El factor de desarrollo físico (FIS) valoró la medida en que la infraestructura, los servicios y el campus, así como los programas de estilo de vida brindaron la oportunidad de fortalecerse físicamente y formar hábitos saludables.
El factor de desarrollo intelectual (INT) consideró los aspectos de los estándares de calidad de los profesores, el plan de estudios, las oportunidades para aprender a investigar y la disponibilidad de recursos académicos.
El factor de desarrollo social (SOC) tuvo que ver con el establecimiento de relaciones positivas con los docentes y con otros estudiantes, así como recibir orientación sobre el matrimonio y su desarrollo de hábitos de aseo y orden.
En la Tabla 5 también se muestran los índices de confiabilidad, los cuales resultan aceptables y los estadísticos descriptivos de los ítems. Es importante señalar que los ítems relacionados con el modelo educativo resultan con una media más alta que los ítems del modelo de emprendimiento, tal vez porque la participación en el modelo educativo es obligatoria y muchas de las actividades del modelo de emprendimiento son voluntarias.
Para valorar la asociación entre la participación en los modelos educativos y de emprendimiento se recurrió al análisis de ecuaciones estructurales (ver Figura 5). Según Escobedo Portillo et al. (2016) y Westland (2019), algunos de los criterios para determinar el ajuste de un modelo en este análisis son el ajuste absoluto determinado por la no significatividad de chi-cuadrada (p > .05), valores para CFI, NFI y TLI mayores a .90 y RMSEA menor a .05. El modelo alcanzó un nivel de significatividad de la chi-cuadrada (p = .089) mayor al propuesto y cumple con el criterio de bondad de ajuste absoluto.
El modelo cumple con los criterios propuestos por Escobedo Portillo et al. (2016) y Westland (2019) en los indicadores utilizados (CFI = .988, NFI = .964, TLI = .980, RMSEA = .038). Esto confirma el ajuste del modelo de asociación entre la participación en el modelo educativo y el de emprendimiento con sus ocho factores. La correlación que resulta entre la participación en el modelo educativo y la participación en el modelo de emprendimiento fue de .54. En cuanto al aporte de las dimensiones a sus respectivos constructos (ver Figura 5) se pudo observar que el aporte mayor se presenta en la dimensión social con .81 y la dimensión espiritual con .80. Para el modelo de emprendimiento el aporte más alto se encuentra en servicio voluntario con .64.
Discusión
El modelo educativo adventista con su modelo de emprendimiento presenta una propuesta de educación integral que se ha implementado a través de las actividades que llevan al desarrollo armonioso de las cuatro dimensiones que -de acuerdo al modelo confirmatorio en AMOS- tienen el siguiente puntaje: intelectuales (λ = .62), espirituales (λ =.80), físicas (λ = .72) y sociales (λ = .81), unidas a las dimensiones del modelo de emprendimiento que tienen un puntaje de trabajo manual (λ = .27), colportaje universitario (λ = .49), servicio voluntario (λ = .64) y emprendimientos personales (λ = .22).
Estos resultados contrastan con los encontrados por Palomares y Chisvert (2014), quienes presentan un estudio de las universidades públicas de la comunidad valenciana, donde analizan el emprendimiento social a partir de actividades que promueven la dimensión moral (desarrollo del carácter), la dimensión social que busca el desarrollo en comunidad y la dimensión intelectual que analiza la capacidad de universalización (técnico-intelectual), con coeficientes λ de .48 a .89. Esta formación se centra en las competencias intelectuales y otorga una importancia menor a las competencias sociales (.10 < λ < .48) y morales (0.05 < λ < 0.10). Esto reproduce el programa de formación empresarial que tiene como fin el desarrollo de proyectos en los que se hace énfasis en los aspectos productivos y económicos donde se pone de manifiesto una hostilidad al enfoque moral y social. Ellos concluyen que no presentan un enfoque de educación integral.
Complementario al desarrollo de las dimensiones intelectuales, espirituales y sociales, el modelo educativo adventista con su modelo de emprendimiento favorece el desarrollo de las facultades físicas desde dos perspectivas principales: el cuidado del cuerpo a través del estilo de vida saludable y el ejercicio físico a través del trabajo.
La primera perspectiva enfatiza una sana alimentación, hábitos saludables y ejercicio físico moderado. En cuanto al ejercicio, varios autores (Fortuño-Godes, 2017; Reigal et al., 2016; Reloba Martínez et al., 2016; Riquelme Uribe et al., 2013) coinciden en afirmar que la actividad física moderada tiene una correlación positiva sobre las variables del funcionamiento cognitivo. Según ellos, con el ejercicio varias regiones del cerebro son estimuladas y se presenta una mejora en la memoria, en la velocidad de procesamiento y en la atención selectiva.
La segunda perspectiva complementaria, es decir, el ejercicio físico a través del trabajo, tiene un objetivo social en las universidades adventistas. Como se mencionó anteriormente, el modelo de emprendimiento presenta cuatro dimensiones: el trabajo manual, el colportaje universitario, los emprendimientos personales y el servicio voluntario, con su fundamento en White (1873) cuando aconseja que en las escuelas deberían tener establecimientos con industrias agrícolas y de manufactura y que los maestros deberían supervisar el trabajo de los estudiantes en esas industrias. En 1899 esta autora agrega que en las instituciones educativas deberían crearse fábricas de alimentos saludables donde los padres pudieran trabajar para obtener recursos que permitan financiar el estudio de sus hijos.
Por eso, en las universidades adventistas se desarrollan, de manera intencionada, tres dimensiones: trabajo manual, colportaje universitario y emprendimientos personales que brindan al estudiante la posibilidad de sufragar parcial o totalmente la inversión de su programa universitario.
En el trabajo manual suelen incluirse el servicio becario, el trabajo en las empresas y en los departamentos de las instituciones. El colportaje universitario, como ya se dijo, es un proceso de venta de libros referentes al cuidado de la salud y la familia. En los emprendimientos personales los estudiantes desarrollan diferentes propuestas de negocios de autogeneración de ingresos en el marco de la filosofía institucional.
Este modelo de emprendimiento no solo ayuda al estudiante a sufragar sus estudios universitarios y elevar su calidad de vida en general, sino que ha permitido el desarrollo de múltiples empresas al interior del corporativo adventista, y en su exterior, con la generación de nuevos emprendimientos por parte de los estudiantes y egresados. Con este modelo se ha ayudado a muchos jóvenes a salir de la pobreza e impactar positivamente en su círculo social. Estos resultados concuerdan con Tingey et al. (2020), quienes reportan una intervención realizada con la metodología Arrowhead Business Group (ABG), la cual fue propuesta por los ganadores del Premio Nobel de Ciencias Económicas de 2019 (Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer) sobre la educación para el emprendimiento juvenil de base cultural que se realiza para recopilar evidencia sobre cómo reducir la pobreza. Sus resultados muestran que la práctica del emprendimiento empresarial ha producido impactos positivos en contextos de bajos recursos.
Las tres dimensiones, además, dan la posibilidad de aplicar en la práctica empresarial los conceptos adquiridos en las aulas. De esta manera, se genera un escenario donde los alumnos desarrollan un aprendizaje significativo. Esto tiene su fundamento en White (trad. 2014) cuando afirma que en las instituciones educativas deberían establecerse empresas donde los jóvenes puedan aprender diferentes oficios y de esta manera ejercitar tanto los músculos como las facultades intelectuales. Esta estrategia de las prácticas empresariales es un concepto que impacta en el desarrollo curricular, los semestres destinados a prácticas en entornos laborales, el servicio social y otras figuras utilizadas en las instituciones de educación superior. Organismos como el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior A. C. (COPAES, 2022) y las acreditadoras aliadas tienen el requisito de prácticas como parte de sus exigencias porque sostienen que ayuda a la empleabilidad de los jóvenes y a lograr la excelencia académica.
En cuanto a la cuarta dimensión, el servicio voluntario en la aplicación de los modelos educativos y de emprendimiento en las universidades adventistas, se promueven diferentes oportunidades para su desarrollo. En el presente estudio, el servicio voluntario es el factor del modelo de emprendimiento que más aporta al desarrollo de una educación integral (λ = .64). Tshikovhi y Shambare (2015) también analizan las actividades de servicio voluntario a través de las experiencias de los estudiantes que pertenecen al programa de la plataforma para universitarios emprendedores con visión social (Enactus). Sus resultados demuestran claramente que las actitudes personales tienen la relación más fuerte con las intenciones de emprendimiento (r = .624). Estos autores concluyen que el servicio voluntario proporciona a sus miembros posibilidades de aplicar el saber de sus carreras al servicio de los demás, así como desarrollar mayores habilidades blandas y relacionadas con la ejecución de sus actividades de emprendimiento.
Los modelos educativos y de emprendimiento favorecen el desarrollo de habilidades blandas. El modelo de ecuaciones estructurales muestra el alto puntaje de las dimensiones social (λ = .81) y espiritual (λ = .80). En este sentido, Tseng et al. (2019) y Keng Ng (2020), quienes hicieron estudios sobre habilidades blandas en estudiantes de escuelas de negocios y de enfermería, hacen un llamado a los desarrolladores del currículo y a los formadores de políticas para generar cambios institucionales para que los estudiantes puedan ir más allá del desarrollo de las competencias conceptuales y técnicas, al integrar en sus procesos curriculares actividades que permitan a los estudiantes tener una orientación al servicio de sus semejantes.
Conclusiones
El primer hilo conductor de este artículo fue el proceso de creación y validación de una escala que incluía el uso del Atlas.ti (un software para el análisis cualitativo) en el proceso de revisión de la literatura para identificar los componentes principales que sirven como fundamento para la elaboración de los reactivos. Posteriormente, se realizó la validez de contenido por juicio de expertos, la prueba piloto, el análisis de Cronbach, el análisis factorial y finalmente el análisis confirmatorio en AMOS con las ecuaciones estructurales para obtener el modelo de asociación y los índices de bondad de ajuste. Para el caso de esta escala aplicada en la Universidad de Montemorelos, se muestran los siguientes indicadores: alfa de Cronbach = .875, KMO = .878, el análisis factorial que agrupa conforme a la teoría la gran mayoría de los ítems (97 %) y los índices de bondad de ajuste ((2= 25.263 p = .089, CFI = .988, TLI = .980, NFI = .964, RMSEA = 0.38) considerados aceptables.
El segundo muestra la propuesta de educación integral con los modelos educativo y de emprendimiento desarrollados en más de 100 universidades del Corporativo Adventista a nivel mundial por un periodo de casi 150 años. En estas instituciones se han diseñado programas curriculares en diferentes áreas y paralelamente se han creado empresas vinculadas o dentro de los claustros universitarios. Asimismo, se han desarrollado programas de servicio voluntario para beneficiar a los más necesitados como una estrategia intencionada para proveer experiencias que buscan el cultivo armonioso de las facultades físicas, intelectuales, morales y sociales de los estudiantes. Para el caso específico de la Universidad de Montemorelos se presentan los resultados del AMOS, donde las facultades intelectuales (λ = .62), espirituales (λ =.80), físicas (λ = .72) y sociales (λ = .81) definen su modelo educativo de manera equilibrada. Esto es relevante porque se tiene una evidencia empírica de que en la práctica se cumplen las premisas filosóficas que rigen a la institución.
Futuras líneas de investigación
La educación integral es un tema de importancia vital en los procesos de formación de los profesionales que deben estar preparados para encarar los desafíos que se presentan en la actualidad. Por eso, la información que se obtiene con la aplicación de la escala de medición presentada en esta investigación se convierte en un insumo para ser analizado con un modelo de ecuaciones estructurales cuyos resultados permiten visualizar el diagnóstico de los modelos educativos y de emprendimiento. A partir de esta información, la institución educativa puede identificar fortalezas y áreas de oportunidad. Se entiende que la escala fue construida para un modelo educativo y de emprendimiento específicos, aunque puede ser adaptada a diferentes contextos.
Un aspecto que sugiere otra línea de investigación es la dimensión de desarrollo social, ya que algunos ítems muestran cargas importantes en los factores de desarrollo espiritual y físico. Esto podría evidenciar la necesidad de definir con mayor claridad esta dimensión o bien aceptar el hecho de que la dimensión social se conforma de la interacción de las otras dimensiones: física, mental y espiritual.
Appendices
Escala modelo educativo
Anexo 1. Escala original modelo educativo y modelo de emprendimiento
Resumen
Introducción
Modelo educativo
Dimensiones del modelo educativo
Dimensiones del modelo educativo adventista
Modelo de emprendimiento
El modelo emprendimiento en las universidades del corporativo adventista
Dimensiones trabajo manual, colportaje universitario, servicio voluntario y emprendimientos personales
Propósito del estudio
Participantes
Instrumento
Procedimiento
Resultados
Discusión
Conclusiones
Futuras líneas de investigación
Appendices
Escala modelo educativo